martes, 23 de abril de 2013

Una visión esencialista de la cultura...


El término "cultura" es un concepto muy discutido y, en este sentido, podríamos llegar a decir que es polisémico en sus acepciones. Desde la antropología varias corrientes y teorías (evolucionismo, funcionalismo, particularismo histórico, etc.) han brindado diferentes concepciones e interpretaciones de lo que es la cultura. Si bien las mismas ofrecen enfoques distintos, estos postulados clásicos ven la cultura como: 1- un sistema que constituye un todo ordenado, 2- una entidad acotada y diferenciada y, 3- relacionada íntimamente con lo tradicional en oposición a lo moderno. Es así como entonces se termina por identificar una cultura con un pueblo determinado, asociado a un territorio concreto y caracterizado por una visión del mundo específica expresada a través de una lengua común (Crehan;2002:54). Esta concepción, no permite ver la historicidad,  fluidez y cambios de la cultura o hace que  estos cambios se vean como algo negativo.

En una línea de análisis similar, Barth (1976) sostiene que la interacción, movilidad y aceptación social entre grupos étnicos diferentes no produce aculturación. Lo que caracteriza un grupo étnico no es una lista de rasgos objetivos o principios básicos como la existencia de ciertas prácticas, vestimenta, lengua, etc.; sino la identificación y la autoadscripción por parte de los actores mismos. Es decir que lo importante en la construcción de la identidad serán los factores subjetivos.

EN RESUMEN...

Es necesario PROBLEMATIZAR la cultura y NO VERLA COMO:

1-  Un conjunto de rasgos culturales determinados y finitos.

2-  Situada geográficamente en un lugar determinado y específico.

3- Portadora de una lengua determinada que es la única capaz de expresar su cosmovisión.

4- Aislada del resto de los grupos sociales, sin contacto ni intercambios de algún tipo.

5- Relacionada solamente con lo tradicional en oposición a lo moderno.

TODAS ESTAS CUESTIONES TERMINAN POR FORMULAR UNA VISIÓN ESENCIALISTA Y NATURALIZADA DE LO QUE ES LA CULTURA.

LO CULTURAL NO ES ALGO DADO E INMOVIL; ES UNA CONSTRUCCIÓN SOCIAL QUE SE TRANSFORMA CON EL PASO DE LA HISTORIA, VARIANDO EN TIEMPO Y LUGAR.

 Después de lo dicho, ¿Qué opinión te genera la letra de esta canción?

 Autor: Humahuaca Trio
Canción: Qué te pasa Culiau
   

miércoles, 17 de abril de 2013

Desnaturalizando la Cultura...

¿Qué es lo natural? Lo natural es lo dado, aquello que creemos que es así y que nunca va a cambiar. Lo natural siempre se asocia con lo "normal", con la norma, con la regla. Muchas veces, por no decir siempre, recorremos nuestra vida cotidiana "naturalizando" situaciones, acontecimientos y ciertas cuestiones que en verdad son construcciones sociales, es decir, que podrían ser como son pero también podrían ser de otra manera totalmente diferente. Un ejemplo sencillo para pensar: todas las mañanas entramos al aula y nos sentamos de frente al pizarrón, uno detrás del otro mirando la nuca de nuestros compañeros... ¿quién dijo que sentarnos así es "lo normal"?, ¿esta forma de sentarse en el aula es la misma en todos los lugares del mundo?, ¿fue siempre así o varió con el tiempo? La distribución del espacio áulico, es decir, cómo nos sentamos y se distribuyen las mesas, sillas y pizarrón, no es algo natural ni dado, sino, como ya dijimos, una construcción social, un artificio. Por ende, varia en el tiempo y en el lugar.
Debemos empezar a problematizar la realidad, a pensarla y repensarla y, en ese repensar, "desnaturalizar" lo cultural. Al hacer esto, veremos nuestra vida cotidiana como lo que es: una construcción histórica y social que varia en tiempo y lugar. Lo social, lo cultural, no se encuentra dado e inmóvil, cambia, se transforma y varia.

Lee y observa la historieta de Mafalda, ¿en qué te hace pensar?
 
 
 


Walt Disney... ¿Nacismo o Parodia?

La comunicación se encuentra en todas partes, donde miremos hay comunicación. Todo comunica, nuestro entorno en su totalidad nos cuenta algo y nos transmite un mensaje determinado. Nosotros, no solo nos podemos comunicar a través de la palabra, toda nuestra persona emite un mensaje sin hablar: nuestros gestos, movimientos, expresiones, nuestra forma de vestir, etc.
 
Veamos este dibujo animado y tratemos de reflexionar sobre su mensaje ¿nacismo o parodia?
 

Raza y Racismo

La clasificación de los grupos humanos en un pequeño número de grupos fundamentales es en gran medida producto de la historia europea. A partir del siglo XV los europeos comienzan sus viajes de exploración y observan en las distintas regiones, personas con diversas características físicas. Es en 1761 que el naturalista Carl Von Linneo habló por primera vez del homo sapiens, concepto con el que nombró a la especie del género humano, reconociendo así que todos los humanos eran parte de la misma especie. Sin embargo, terminó por agregar subclasificaciones adicionales para lo que él vio como razas o subespecies: afer (africana), americanus (americana), asiaticus (asiático), europaeus (europeos) y monstrosus (pueblos originarios y personas con malformaciones genéticas). Cada una de estas subespecies portaba determinadas características físicas, comportamentales e intelectuales, sumado a la detención de un tipo especial de gobierno.
El concepto de raza, está estrechamente vinculado a la emergencia del capitalismo, el cual necesitó de su invención para justificar la esclavitud y el colonialismo necesarios para su expansión. Balibar sostiene que el racismo es un “fenómeno social total”, que se inscribe en prácticas, discursos y representaciones que son desarrollos “del fantasma de la profilaxis o desagregación (necesidad de purificar el cuerpo social, de preservar la identidad del ´yo´, del ´nosotros´, ante cualquier perspectiva de mestizaje, de invasión), y que se articulan en torno a estigmas de la alteridad (apellido, color de la piel, prácticas religiosas)” (1990: 32). Por lo tanto, estas prácticas, discursos y representaciones funcionan en una red de estereotipos afectivos que permiten la formación de una comunidad racista y obligan a los individuos y colectividades, que son blanco de ese racismo, a percibirse también como una comunidad.
Ahora bien, el género humano presenta naturalmente variaciones graduales en su composición genética; sin embargo, somos nosotros quienes lo dividimos en razas teniendo en cuenta los rasgos fenotípicos característicos de las poblaciones (Marks, J;1997:4). A pesar de que análisis filogenéticos de grupos humanos sobre la base de criterios estables -no sometidos a adaptaciones al medio, como por ejemplo el color de la piel, entre otros- demuestran que la variación genética es mucho más importante entre individuos de una misma población que entre grupos diferentes (Piazza, A; 1997:1), el racismo se las arregló para continuar a la orden del día pero encarnado en una nueva forma: el racismo diferencialista o neorracismo. Este racismo ya no tiene por tema central la herencia biológica sino la irreductibilidad de las diferencias culturales. A primera vista no postula la superioridad de determinados grupos respecto de otros, sino la nocividad de la desaparición de las fronteras y la incompatibilidad de las formas de vida. (Balibar, E; 1990:37) Este nuevo racismo termina por clasificar a los grupos humanos como portadores de una cultura rígida, perpetua, inalterable e incompatible con cualquier otra (San Roman, T; 1996:46). Pasamos por lo tanto de un racismo biológico a un racismo cultural.
Vemos asi cómo el concepto de raza clasifica y jerarquiza a los distintos grupos humanos, generando de esta manera una segregación esencialista entre los mismos, valorizándolos de manera positiva o negativa según sus supuestas características distintivas. El siglo XIX con su marco imperialista y colonialista, de desarrollo de la ciencia y la industria, fue el escenario perfecto para el avance del concepto de racismo: en función de justificar la violencia y la opresión de los pueblos sometidos y de poder disfrutar sin culpas de sus beneficios, se declaró inferiores a aquellos que se esclavizaban o cuyo país se explotaba