jueves, 27 de junio de 2013

ESTEREOTIPOS

El estereotipo o “cliché” da cuenta del vínculo existente entre una imagen visual y una imagen mental.  El mismo, por lo general,  es negativo y hostil; exagera ciertas características, conductas y elementos de la realidad, al mismo tiempo que omite y agrega otros no existentes. Al ser un modelo (el término en su origen daba cuenta de una plancha de la cual se grababa una estampa) carece de maticesy se maneja a través de generalidades. 
Los estereotipos a menudo invierten la imagen que el espectador tiene de si mismo. Por ejemplo, algunos se basan  en la noción de que “nosotros” somos los “normales” o civilizados, mientras que “ellos” son los “raritos” o a penas se diferencian de los animales. “De este modo los otros se convierten en ´el Otro´. Se convierten en seres exóticos, distantes de uno mismo. Incluso pueden ser convertidos en monstruos.” (Burke, P; 2005:159). Esta caracterización de un otro o distanciamiento y distinción de ese otro, también se puede producir dentro de una misma cultura o sociedad. Así, en muchas sociedades los hombres se han definido a si mismos en contraposición con la imagen de la mujer, caracterizada esta por la sensibilidad y sosteniendo en oposición que “los hombres no lloran”. Esas distinciones  son encarnadas en imágenes, por lo tanto es posible hablar, por ejemplo, de “una mirada masculina”. 
Al mismo tiempo, los estereotipos muchas veces son utilizados como información calificada y previa que permite reconocer a distancia ciertos “tipos” de personas y de esta manera lograr definir de antemano  la situación o la relación que se establecerá. En este sentido, Erving Goffman plantea: “Si no están familiarizados con el individuo, los observadores pueden recoger indicios de su conducta y aspectos que les permitirán aplicar su experiencia previa con individuos aproximadamente similares al que tienen delante o, lo que es más importante, aplicarle estereotipos que aún no han sido probados.” (Goffman, E; 1971:13). Burke sostiene que las imágenes del otro, empapadas de prejuicios y estereotipos, parecen socavar la idea de que el testimonio de las mismas es digno de ser tomado en serio. No obstante, las imágenes estereotipadas  pueden ser documentos del encuentro cultural y de las respuestas a dicho encuentro. En este sentido, se hace claro que: “Lo que las personas consideran en un determinado momento y en un determinado lugar ´infraumano´ nos dice muchas cosas acerca del modo en que ven la condición humana” (Burke, P; 2005:175).

jueves, 20 de junio de 2013

LA IDENTIDAD COMO PROCESO DE CONSTRUCCIÓN SOCIAL

Siguiendo a Martuccelli (2009) sostenemos que es falsa la premisa según la cual las identidades son excluyentes entre sí, como si fueran un casco sólido y homogéneo. Ninguna es “pura” o, si se quiere, esencial; todas son el producto de una construcción histórica en la cual diversos elementos son combinados, desafiando las “fronteras culturales”. En este sentido,  apoyamos la postura de Cuche (2007), al sostener que las identidades culturales no son preexistentes a los individuos. Es por este motivo que descartamos aquellas teorías que tienen una concepción objetivista  de la identidad al tratar de describirla a partir de cierto número de criterios determinantes considerados “objetivos” (herencia, cultura, lengua, etc.) Esto llevaría a ver la identidad como un fenómeno estático, fijo, que remite a una colectividad definida de manera casi inmutable. Creemos, en oposición, que “la identidad es una construcción que se elabora en una relación que opone un grupo a los otros con los cuales entra en contacto.” (Cuche, D; 2007:109) Según Frederick Barth (1969) para definir la identidad de un grupo, lo que importa no es hacer el inventario del conjunto de rasgos culturales distintivos, sino encontrar aquellos que son utilizados por los miembros del grupo para afirmar su distinción cultural. Una identidad diferenciada sólo puede ser resultado de las interacciones entre los grupos. La identidad es siempre una relación con el otro, es decir que, identidad y alteridad tienen una parte en común y están en una relación dialéctica. Por otra parte, es necesario tener en cuenta que la identidad es siempre un compromiso, una negociación, entre: una “autoidentidad” definida por sí misma y una “heteroidentidad” o “exoidentidad” definida por los otros. De acuerdo con la situación relacional o, si se prefiere, la relación de fuerza entre  los grupos de contacto, la autoidentidad tendrá más o menos legitimidad que la heteroidentidad. Esta última, en una situación de dominación, se traduce en la estigmatización de los grupos minoritarios. Vemos cómo la identidad se pone en juego en las luchas sociales y cómo, obviamente, todos los grupos no tienen el mismo poder o autoridad para nombrar y nombrarse. En este sentido, el conjunto de las definiciones identitarias funciona como un sistema de clasificación que fija las posiciones respectivas de cada grupo. (2007:111,112)
No obstante, todo esto no debe hacernos creer que la identidad es monolítica o unidimensional. Lo característico de ella es su carácter fluctuante, flexible y dinámico, que se presta a diversas manipulaciones, reformulaciones e interpretaciones. Cada individuo integra, de manera sintética, la pluralidad de las referencias identificatorias que se vinculan con su historia. “Cada individuo es consciente de tener una identidad de geometría variable, según las dimensiones del grupo en el que encuentra referencia en tal o cual situación relacional.” (2007:117) Si bien la identidad es multidimensional, esto no significa la pérdida de su unidad. Para subrayar esta dimensión cambiante, algunos autores hablan de “estrategias identitarias” en donde la identidad no es absoluta sino relativa. El individuo entonces, en función de su apreciación de la situación, utiliza de manera estratégica sus recursos identitarios. Así, plantea Cuche, la identidad se construye, se deconstruye y se reconstruye según las situaciones.

 


martes, 21 de mayo de 2013

Sociolecto, Contexto y Norma Lingüística

Ministerio de Educación
Peter Capusotto y sus Videos

Teniendo en cuenta los conceptos de Norma Lingüística, Contexto y Sociolecto...
¿Estás de acuerdo con lo que plantea  Juan Estrasnoy?


jueves, 2 de mayo de 2013

PARA REIRSE UN RATO...

Violencia Rivas de Capusotto
 
Existe alguien que problematiza/desnaturaliza la realidad...
 
 

martes, 23 de abril de 2013

Una visión esencialista de la cultura...


El término "cultura" es un concepto muy discutido y, en este sentido, podríamos llegar a decir que es polisémico en sus acepciones. Desde la antropología varias corrientes y teorías (evolucionismo, funcionalismo, particularismo histórico, etc.) han brindado diferentes concepciones e interpretaciones de lo que es la cultura. Si bien las mismas ofrecen enfoques distintos, estos postulados clásicos ven la cultura como: 1- un sistema que constituye un todo ordenado, 2- una entidad acotada y diferenciada y, 3- relacionada íntimamente con lo tradicional en oposición a lo moderno. Es así como entonces se termina por identificar una cultura con un pueblo determinado, asociado a un territorio concreto y caracterizado por una visión del mundo específica expresada a través de una lengua común (Crehan;2002:54). Esta concepción, no permite ver la historicidad,  fluidez y cambios de la cultura o hace que  estos cambios se vean como algo negativo.

En una línea de análisis similar, Barth (1976) sostiene que la interacción, movilidad y aceptación social entre grupos étnicos diferentes no produce aculturación. Lo que caracteriza un grupo étnico no es una lista de rasgos objetivos o principios básicos como la existencia de ciertas prácticas, vestimenta, lengua, etc.; sino la identificación y la autoadscripción por parte de los actores mismos. Es decir que lo importante en la construcción de la identidad serán los factores subjetivos.

EN RESUMEN...

Es necesario PROBLEMATIZAR la cultura y NO VERLA COMO:

1-  Un conjunto de rasgos culturales determinados y finitos.

2-  Situada geográficamente en un lugar determinado y específico.

3- Portadora de una lengua determinada que es la única capaz de expresar su cosmovisión.

4- Aislada del resto de los grupos sociales, sin contacto ni intercambios de algún tipo.

5- Relacionada solamente con lo tradicional en oposición a lo moderno.

TODAS ESTAS CUESTIONES TERMINAN POR FORMULAR UNA VISIÓN ESENCIALISTA Y NATURALIZADA DE LO QUE ES LA CULTURA.

LO CULTURAL NO ES ALGO DADO E INMOVIL; ES UNA CONSTRUCCIÓN SOCIAL QUE SE TRANSFORMA CON EL PASO DE LA HISTORIA, VARIANDO EN TIEMPO Y LUGAR.

 Después de lo dicho, ¿Qué opinión te genera la letra de esta canción?

 Autor: Humahuaca Trio
Canción: Qué te pasa Culiau
   

miércoles, 17 de abril de 2013

Desnaturalizando la Cultura...

¿Qué es lo natural? Lo natural es lo dado, aquello que creemos que es así y que nunca va a cambiar. Lo natural siempre se asocia con lo "normal", con la norma, con la regla. Muchas veces, por no decir siempre, recorremos nuestra vida cotidiana "naturalizando" situaciones, acontecimientos y ciertas cuestiones que en verdad son construcciones sociales, es decir, que podrían ser como son pero también podrían ser de otra manera totalmente diferente. Un ejemplo sencillo para pensar: todas las mañanas entramos al aula y nos sentamos de frente al pizarrón, uno detrás del otro mirando la nuca de nuestros compañeros... ¿quién dijo que sentarnos así es "lo normal"?, ¿esta forma de sentarse en el aula es la misma en todos los lugares del mundo?, ¿fue siempre así o varió con el tiempo? La distribución del espacio áulico, es decir, cómo nos sentamos y se distribuyen las mesas, sillas y pizarrón, no es algo natural ni dado, sino, como ya dijimos, una construcción social, un artificio. Por ende, varia en el tiempo y en el lugar.
Debemos empezar a problematizar la realidad, a pensarla y repensarla y, en ese repensar, "desnaturalizar" lo cultural. Al hacer esto, veremos nuestra vida cotidiana como lo que es: una construcción histórica y social que varia en tiempo y lugar. Lo social, lo cultural, no se encuentra dado e inmóvil, cambia, se transforma y varia.

Lee y observa la historieta de Mafalda, ¿en qué te hace pensar?
 
 
 


Walt Disney... ¿Nacismo o Parodia?

La comunicación se encuentra en todas partes, donde miremos hay comunicación. Todo comunica, nuestro entorno en su totalidad nos cuenta algo y nos transmite un mensaje determinado. Nosotros, no solo nos podemos comunicar a través de la palabra, toda nuestra persona emite un mensaje sin hablar: nuestros gestos, movimientos, expresiones, nuestra forma de vestir, etc.
 
Veamos este dibujo animado y tratemos de reflexionar sobre su mensaje ¿nacismo o parodia?
 

Raza y Racismo

La clasificación de los grupos humanos en un pequeño número de grupos fundamentales es en gran medida producto de la historia europea. A partir del siglo XV los europeos comienzan sus viajes de exploración y observan en las distintas regiones, personas con diversas características físicas. Es en 1761 que el naturalista Carl Von Linneo habló por primera vez del homo sapiens, concepto con el que nombró a la especie del género humano, reconociendo así que todos los humanos eran parte de la misma especie. Sin embargo, terminó por agregar subclasificaciones adicionales para lo que él vio como razas o subespecies: afer (africana), americanus (americana), asiaticus (asiático), europaeus (europeos) y monstrosus (pueblos originarios y personas con malformaciones genéticas). Cada una de estas subespecies portaba determinadas características físicas, comportamentales e intelectuales, sumado a la detención de un tipo especial de gobierno.
El concepto de raza, está estrechamente vinculado a la emergencia del capitalismo, el cual necesitó de su invención para justificar la esclavitud y el colonialismo necesarios para su expansión. Balibar sostiene que el racismo es un “fenómeno social total”, que se inscribe en prácticas, discursos y representaciones que son desarrollos “del fantasma de la profilaxis o desagregación (necesidad de purificar el cuerpo social, de preservar la identidad del ´yo´, del ´nosotros´, ante cualquier perspectiva de mestizaje, de invasión), y que se articulan en torno a estigmas de la alteridad (apellido, color de la piel, prácticas religiosas)” (1990: 32). Por lo tanto, estas prácticas, discursos y representaciones funcionan en una red de estereotipos afectivos que permiten la formación de una comunidad racista y obligan a los individuos y colectividades, que son blanco de ese racismo, a percibirse también como una comunidad.
Ahora bien, el género humano presenta naturalmente variaciones graduales en su composición genética; sin embargo, somos nosotros quienes lo dividimos en razas teniendo en cuenta los rasgos fenotípicos característicos de las poblaciones (Marks, J;1997:4). A pesar de que análisis filogenéticos de grupos humanos sobre la base de criterios estables -no sometidos a adaptaciones al medio, como por ejemplo el color de la piel, entre otros- demuestran que la variación genética es mucho más importante entre individuos de una misma población que entre grupos diferentes (Piazza, A; 1997:1), el racismo se las arregló para continuar a la orden del día pero encarnado en una nueva forma: el racismo diferencialista o neorracismo. Este racismo ya no tiene por tema central la herencia biológica sino la irreductibilidad de las diferencias culturales. A primera vista no postula la superioridad de determinados grupos respecto de otros, sino la nocividad de la desaparición de las fronteras y la incompatibilidad de las formas de vida. (Balibar, E; 1990:37) Este nuevo racismo termina por clasificar a los grupos humanos como portadores de una cultura rígida, perpetua, inalterable e incompatible con cualquier otra (San Roman, T; 1996:46). Pasamos por lo tanto de un racismo biológico a un racismo cultural.
Vemos asi cómo el concepto de raza clasifica y jerarquiza a los distintos grupos humanos, generando de esta manera una segregación esencialista entre los mismos, valorizándolos de manera positiva o negativa según sus supuestas características distintivas. El siglo XIX con su marco imperialista y colonialista, de desarrollo de la ciencia y la industria, fue el escenario perfecto para el avance del concepto de racismo: en función de justificar la violencia y la opresión de los pueblos sometidos y de poder disfrutar sin culpas de sus beneficios, se declaró inferiores a aquellos que se esclavizaban o cuyo país se explotaba